Ya se les ve la cola

Uno de los reptiles más elegantes de la naturaleza, es el lagarto. Los hay de diferentes especies, tamaños  y colores, pues tiene la ventaja de poder mimetizarse o acomodarse al espacio que más les convenga.

Por eso  en nuestro medio se considera lagarto a aquel que busca cualquier oportunidad para obtener lo que requiere, por no decir que exigir lo que le corresponde

Y es que no han terminado de posesionarse en sus  cargos los mandatarios elegidos popularmente el pasado 27 de octubre y  ya se pueden  ver  las largas colas de  algunos lagartos frente a los despachos de diputados, alcaldes, concejales y hasta del mismo gobernador.

Y no es precisamente para saludarlos o felicitarlos por el logro obtenido, sino que con hoja de vida en mano, reclaman un derecho que según parece fue adquirido al momento de dar el voto.

Un trabajito en la administración o en su defecto el contratico que le permita recuperar algo de lo que invirtió en la campaña pasada para que su protegido llegase a ocupar curul.

Por eso no será nada extraño ver a unos cuanto de los que hoy hacen fila, vociferando, maldiciendo, insultando y blasfemando contra aquellos a quienes alababan hace pocos días.

Le oiremos decir, faltones, mentirosos, incumplidos; yo le puse más de 200 votos y no me responde con nada, le hice varias reuniones y me gasté un montón de plata, toda  mi familia votó por el para apoyarlo, le presté el garaje de mi casa para que pusiera la sede,  y ahora me sale con bolitas de …..

Pero esto no es nada nuevo; lo vemos cada cuatro años después de las elecciones, en las que se ofrece, se promete y se compromete para lograr las recomendaciones electorales que  otorgan la credencial que lo convierte en digno representante o administrador del pueblo.

Lo cierto de todo es que los lagartos ya están haciendo cola o mejor, mostrando la cola que los caracteriza y que la mayoría del pueblo conoce, pues siempre estarán ofreciendo votos a diestra y siniestra, declarándose líderes sociales o comunales, encargados de engatusar incautos que entreguen  los voticos para los diferentes cargos de elección popular y que como cosa rara, una gran cantidad la veremos días después colgados de la brocha

Y la historia se repetirá por saecula saeculorum, sin aprender la lección que las promesas de campaña son solo eso, porque como lo dice el viejo refrán son muchos los llamados pero muy pocos los elegidos.

No han terminado de posesionarse los mandatarios y a los lagartos ya se les ve la cola, esperando lo que según parece les corresponde, no importa que durante cuatro años les toque hacer una larga cola.

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